
Descubro mi fragilidad, tan rota, en los lugares donde antes era invencible.
Las lágrimas brotan sin pedir permiso.
Hoy vuelvo a encontrar las palabras que nacen desde lo más profundo del corazón.
Voy camino de los ochenta y aun así cada día me descubro como si fuera la primera vez que abro los ojos.
Hay mañanas en que el silencio pesa más que los años y el aire parece hecho de recuerdos antiguos.
Es raro, pero la vejez solo se nota hacia dentro, hacia afuera solo se notan las arrugas.
A veces me pregunto qué será de mi mañana
A veces camino firme, pero por dentro soy como una paella sin arroz.
Tengo miedos, pero los tengo escondidos en el fondo de mi alma.
A veces hablo con mi corazón, le cuento mis errores como quien vacía los bolsillos después de un día muy largo.
A veces me duele recordar aquellos errores que cometí, esas palabras que nunca debí pronunciar y esas otras que callé por miedo, por orgullo o por simple estupidez y sin embargo, sigo aquí intentando aprender de mis errores.
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