lunes, 1 de abril de 2024

A través de los cristales



Por la noche, con la luz apagada, miraba a través de los cristales, entre los huecos de la persiana.

Como un rito o una extraña costumbre, la escena se repetía, día tras día.

Justo en frente, mi ventana, la veía aparecer y bajo la tenue claridad de la luz, lentamente, se iba desnudando.

Sus ropas caían sobre una silla, primero prendas grandes, luego más pequeñas, hasta llegar al color de su cuerpo.

Andando o sentada, sus movimientos tenían la inocencia del que no se cree observado y la imprevista ternura del cansancio.

Cuando todo volvía a la oscuridad, los apresurados golpes del corazón se aquietaban, poco a poco.

Nunca supe su nombre y su risa es aún un misterio.

Sin embargo, allí, en la tierna edad de catorce años, con el libro de Química, en mis manos y la turbia mirada de mis ojos sobre ella, permanecen en mi memoria.


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