Esto es el resumen gráfico de lo que está ocurriendo. Una España que se las da de democrática que siempre acaba mostrando los dientes a la que se le aprieta un poquito. Y cada vez los muestra antes.
En esta revuelta catalana los mossos d'esquadra están comenzando a detener personas por su supuesta participación en hechos delictivos durante los disturbios de estos días.
Pero esto no queda en Catalunya. Las manifestaciones en solidaridad con Catalunya en otros territorios están siendo atacadas. Hubo 19 personas detenidas en Vitoria, 2 en Madrid, 2 en Valencia... En Madrid el gobierno de derechas quiere prohibir las manifestaciones de apoyo a Catalunya. En definitiva, estamos ante una deriva autoritaria a la que contribuyen todos los estamentos del estado, los medios de comunicación y la mayoría de los partidos políticos. De hecho en la redes sociales y comentarios de los diarios hay una legión de comentaristas partidarios de la mano dura que actúan como "opinión pública".
Lo cierto es que Catalunya se ha convertido en el gran problema estructural de España. La cuestión catalana demuestra ser un conflicto latente que nunca se resolverá sin un entendimiento entre los dirigentes del estado con los dirigentes catalanes. O se resolverá por la fuerza. "¿Para qué vamos a dialogar si tenemos tanques?" Debe pensar Pedro Sánchez.
Hemos llegado a un punto donde gran parte de la población catalana apuesta por la independencia. Si hubiese un partido republicano federal quizás se canalizaría por ahí. La pega es que no hay proyecto federalista en España. Incluso la izquierda apuesta por la unidad de la patria y se envuelve de un centralismo que niega la pluralidad de la periferia. Así no van a seducir a los catalanes. Garantizado.
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