martes, 22 de enero de 2019

Castillo de Vila-seca


El suntuoso palacio, acompañado de una bella torre cuadrada,almenada, que se ve a pocos pasos de la vía férrea de Lérida a Reus y Tarragona, en el término de Vila-seca; ocupa e1 solar donde había radicado antiguamente el castillo de Vila-seca, obra de los siglos XII y XIII. Nada queda ya de la primitiva fortaleza, edificada con materiales precedentes de una "villa" romana que allí hubo de existir, a juzgar por los descubrimientos realizados en la construcción de la vía férrea de Valencia, en que fué necesario romper gruesos y antiguos muros que envolvían entre sus ruinas artísticos mosaicos, vasos y variados instrumentos de la civilización romana; muros subidos de gran profundidad, indicio cierto, en terrenos de muy bajo nivel, de haber constituido cimientos palustres o sumergidos en las aguas. El actual castillo fué construido por e1 cónsul holandés, Juan Kies Helmotn, residente en Barcelona, que emparentó con Una linajada; familia catalana y fué representante de su país cerca del Archiduque Carlos durante in guerra de Sucesión. Comprado el feudo a la mitra de Tarragona, que lo poseía desde 1625, hizo el nuevo propietario derruir el antiguo castillo con puente levadizo, dejando únicamente la sólida y hermosa torre del homenaje, que tiene el aspecto de romana y sobre las fuertes bóvedas del edificio en que tantos festines se celebraran, desentrañando su inspirado ingenio. Se levanta la fábrica al estilo de las casas de labranza holandesas, con la doble escalinata al exterior... La torre del homenaje que aún queda del antiguo castillo, parece, a simple vista de fabricación romana, pero sus aspilleradas caras hacen que se les crea construcción medieval. No obstante, sus gruesos muros despiertan la duda de si servirían para tomar luz,puesto que no se descubre punto alguno por donde pudiese entrar. Las caras laterals son de sillería unida por un duro y compacto mortero, a derecha e izquierda, dos pequeños agujeros de forma cuadrada, que gradualmente van aumentando de luz siguiendo el grueso del muro, cerrados en otro tiempo con cuatro fuertes y espesas rejas de hierro, por las que escasamente penetraría la luz en el interior en la húmeda y horripilante planta baja, cárcel señorial en otro tiempo. (A.Gibert y Oliver. "Topografía médica de Vilaseca de Solcina". Barcelona, 1891).
Los orígenes del castillo de Vilaseca se remontan a los siglos XII y XIII. Después de expulsados los moros, quedó, sin duda, desierta Vilaseca, como todo el campo y la misma ciudad de Tarragona hasta ser ésta conquistada, en 1089 por Ramón Berenguer I y comenzada a reedificar por San Olegario en 1118. Reprimidas entonces las correrías musulmanas de Prades por Roberto Aguiló (1128) y expulsada la morisma de Prades y de "Ciurana por Ramón Berenguer IV (1153) y ganado el castillo de Escornalbou por Alfonso II de Aragón (1162); empezaría a poblarse Vilaseca, como algunos otros pueblos del campo de Tarragona.
Por aquellas fechas comenzaría la construcción del castillo, el cual, como sucedía en las villas de alguna importancia, era un refugio fortificado (""Força"), pues al señalarse el peligro de invasión por las torres de observación de la montaña, el señor del castillo llamaba, a toque de campana, a sus vasallos, los cuales se encerraban en el castillo y se preparaban para la defensa.
En la antigua área de Solcina o Vila-eca, no se hallan vestigios de otras torres de defensa o de refugio. Vila-seca tardó, quizá, algo más en adquirir importancia de villa, pues según consta en el archivo municipal de Reus, a 8 de agosto de 1296, firmaron un documento los tres primeros jurados, Amaldo Ferré, Bartolomé Master y Amald de Solcina, partiendo quizá de este apellido, la raiz u origen del mencionado nombre. Muy bien pudo suceder así, pues en este caso el lugar de Vilaseca de Solcina, formaría parte de Reus en 1293, como Almoster, que aún pertenecía a Reus en 1424, constando en la demanda de los fuegos para el coronaje de Alfonso V, de Aragón, pagaron, junto con Reus y su término, por un total de 269 fuegos o casas.
Según se desprende de una escritura recibida en el archivo parroquial de Vilaseca en 1417, del señor de aquel castillo (que lo era a la vez del de Barenys), llevaba el nombre de Orcinellas: "Joannes de Olcinellas militis dominus castri Villae siocae de Solcina et castri Barenys". La familia de este apellido es una de las más antiguas del principado de Cataluña, habiendo sido durante muchos siglos no menos poderosa por sus dominios y propiedades, que por la importancia que en las cortes de los reyes de Aragón adquirieron algunos de sus ilustres representantes, entre los que destacó Miser Bernardo de Olcinellas, 
Realizada la unión de Aragón y Castilla, esta familia- siguió la suerte de las demás de la aristocracia catalana que no gozaban de título alguno en la corte, retirándose a sus posesiones y no tomando parte ostensible en la política.
En la primera mitad del siglo XV el castillo de Vilaseca cambió de dueño, sin que sepa ni la fecha ni mucho menos la forma de este cambio, por faltar en el archivo parroquial las escrituras de los años 1427 al 1437. En un documento de este último año se encuentra la firma de Bernardo Zaportella, "miks dominusque villae aceae de Solcina", diputado del consejo de Cataluña, que huyó traidoramente de Barcelona y reconoció a Juan II en la ciudad de Tarragona, a donde llegó acosado por Juan Bertrán que navegaba al mando de una galera y unas cuantas embarcaciones auxiliares. Zaportella debía de tener a su favor a los habitantes del burgo de Vilaseca,
puesto que en noviembre de 1436 los jurados del mismo le nombraron señor de Vilaseca de Solcina y ciudadano, honorable, para lo cual se congregaron en el patio del castillo, donde tenían de ordinario sus juntas. Siguió a Bernardo, en el domicilio de Vilaseca y su castillo, el magnífico Gaspar de Zaportella y a su muerte su viuda Catalina, hasta el año de 1525, en que el arzobispo de Tarragona, don Pedro de Cardona, compró el señorío de Solcina, castillo, término y Manso de las Vacas. En 1599, Felipe IIÍ confirmó el privilegio de franqueza que la villa de Vilaseca obtuviera en 1370.

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