lunes, 5 de febrero de 2024

Acaso... (Antonio Machado)

 

Como atento no maás a mi quimera

no reparaba en torno mío, un día

me sorprendió la fértil primavera

que en todo el ancho campo sonreía.


Brotaban verdes hojas

de las hinchadas yemas del ramaje,

y flores amarillas, blancas, rojas,

alegraban la mancha del paisaje.


Y era una lluvia de saetas de oro,

el sol sobre las frondas juveniles;

del amplio río en el caudal sonoro

se miraban los álamos gentiles.


Tras de tanto camino es la primera

vez que miro brotar la primavera,

dije, y después, declamatoriamente:


¿¡Cuán tarde ya para la dicha mía!?

Y luego, al caminar, como quien siente

alas de otra ilusión: ?Y todavía

¡yo alcanzaré mi juventud un día!


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