lunes, 5 de febrero de 2024

ELEGÍA EN COVALEDA (José García Nieto)


Después de muchos años, he venido

hasta el propio rincón donde te haces

tierra sin descansar. Nunca hay descanso

para el cuerpo que cae.

Avanza, ahonda, se destruye, pasa

ríos oscuros, cauces,

horas de lucha inextinguible, guerras

sin ruido, horribles vecindades;

se mueve, si, se deshabita, y deja

fundirse, penetrarse...

He llegado hasta aquí después de muchos

años de andar, y puedo ahora mirarte

frente a frente, de hombre a hombre. 

¿Me ves...? No hay nadie

entre los dos; ni el viento

que apenas roza, ni el dolor que casi

se siente porque viene de otro tiempo

o es tiempo mismo ya.

Te miro, padre,

de hombre a hombre, de muerte

a muerte; sí, de carne a carne.

Porque es igual que tú seas la tierra

de hoy o yo esa tierra ya esperándome

-somos como una caña que en el agua

se quiebra al espejarse,

como dos campanadas sucesivas

de la hora de un linaje:

tú, alejando en la noche tu sonido,

yo, detrás y acercándome-,

porque el cuerpo que se alza todavía

va a durar un instante

de pie; tú me lo dices de hombre a hombre,

de muerto a muerto ya, de sangre a sangre.

Está fresco el pinar de Covaleda

en la mañana grave;

Urbión cuida celoso de su nieve;

unos caballos pacen;

un niño canta, un niño

canta, un niño que pasa canta... 

¿ Nace la vida? ¿ Empieza todo ?

(Todo sigue, Dios mío entre las márgenes

doradas, bajo el agua que madruga,

sobre la luz temprana de los árboles.

Pero aquí está mi muerto, aquí mi árbol

tendido ayer: el hacha es implacable ).

Te estoy contando... ¿Oyes...?

Soy el desconocido; ya sé. Sabes,

también tú, que soy otro: el extranjero

en esta tierra, tuya de guardarte;

el hijo pródigo que vuelve

cansado, y no hay quién calce

sus sandalias, y no hay quien sacrifique

el becerro mejor... No; nadie sale

a mi encuentro. Tú casa no es mi casa.

Aún menos que tuviste tienes hoy para darme.

("Iré a mi padre y le diré..."

"Y el padre, levantándose...")

Pero ¿que idioma hablo?. Si me escuchas

¿ a qué te suena mi lenguaje...?

Hoy que tengo los años que tenías,

los que has tenido para siempre, padre,

me pregunto cómo hice ya el camino

que en ti me parecía interminable.

Un hombre soy, y te lo digo ahora,

como aquel que tú un día completaste.

Y de hombre a hombre -¿oyes?- frente a frente

te estoy mirando y en ti estoy mirándome...

Canta un niño a lo lejos, canta un niño

que pasa, canta un niño dulcemente distante


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