martes, 1 de julio de 2025

Mi viejo mar amigo



Siempre vengo a tu orilla, viejo mar, 

mi viejo mar amigo, 

para templar mi ánimo, 

sintiendo tus oleajes bravios... 

La montaña con todas sus grandezas, 

el monte con sus pájaros y nidos, 

y los centrales y soberbios pueblos 

no tienen tu atractivo... 

Más que las capitales interiores 

adornadas apenas por un río, 

prefiero los pueblos mediterráneos 

adormecidos por el son marino... 

Mar de cresta aleonada, 

mar a veces azul y a veces tranquilo; 

mar como la mujer, siempre voluble, 

¿quién no sueña contigo? 

Desde un banco de piedra de la playa 

y a media noche, 

miro temblar en las alturas las estrellas 

que me parecen puntos suspensivos... 

El cielo es claro, como una luna de cristal; 

 Allá lejos, el cielo se sonríe 

con sus luceros límpidos, 

la sociedad se embriaga de licores, 

de palabras sin fondo ni sentido; 

pero tu, viejo mar, tu nada quieres, 

continúas altivo, eternamente triste, 

balanceando en tu oleaje las barcas pescadoras... 

Orgulloso resongas, 

yo no sé que extraños ritmos 

de fuerza y voluntad... 

Por eso vengo para templar mi espíritu 

en tu ruda canción, oliente a sales, 

mi viejo mar amigo... 

Julio J. Casal - uruguayo 

martes, 10 de junio de 2025

EL FRAUDE DE FÁTIMA

 "Los pastorcillos fueron manipulados, las apariciones son mentira"

El padre Mário de Oliveira asegura que lo ocurrido en 1917 es uno de los mayores timos de la Iglesia Católica.

El padre Mário de Oliveira (Lourosa, 1937) es un luchador innato. El teólogo, formado en el Seminario de Oporto, considera que evangelizar implica liberar al pueblo, y a lo largo de su carrera eclesiástica no ha dudado en plantar cara a las autoridades y utilizar sus sermones para denunciar mentiras e injusticias.

Como joven capellán militar en la entonces colonia portuguesa de Guinea-Bissau, Oliveira fue detenido por predicar la paz y defender la lucha de las milicias anticolonialistas. Luego, como párroco de la aldea de Macieira da Lixa, fue encarcelado en dos ocasiones por la temida PIDE —la policía política del Régimen— por pedir la liberación de los presos políticos. Aunque el Tribunal de Oporto terminó por absolverle del crimen de sublevación, el obispo de su diócesis determinó que su interpretación del evangelio era demasiado polémica y le retiró el permiso de ejercer como cura de su parroquia.

Ante la prohibición, Oliveira se reinventó como periodista, convirtiéndose en el motor detrás de Fraternizar, un medio independiente que aborda cuestiones de fe y teología de manera crítica. Además de escribir sobre temas sociales, el antiguo párroco de Macieira da Lixa empezó a investigar la historia de la Iglesia en Portugal, y durante la década de los noventa centró su análisis en el amplio archivo del Santuario de Fátima y los documentos que detallan las apariciones marianas presenciadas por los pastorcitos Lúcia dos Santos, Jacinta y Francisco Marto en 1917.

En 1999 publica el explosivo libro Fátima nunca más, en el que denunció el aparente fraude de las apariciones, acusando al clero luso de haber perpetrado un montaje y manipulado a los pastorcitos. El libro, que se convirtió en un best-seller inesperado y ya va por su séptima edición, fue seguido en 2015 por Fátima $.A., obra que versa sobre el negocio del turismo religioso en el Santuario y sugiere que los negocios en torno a la Basílica son utilizados para lavar dinero negro.

De camino a Lisboa, donde participa en una serie de tertulias sobre el complot con motivo del centenario de las apariciones y la visita del papa Francisco, Oliveira habla con EL ESPAÑOL sobre los acontecimientos de 1917 y lo que asegura que es uno de los mayores timos de la Iglesia Católica.

"¿Cómo va a aparecer alguien que no existe?"

—La Iglesia Católica sostiene que entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, la Virgen María fue presenciada por Lucía dos Santos y los hermanos Jacinta y Francisco Marto en el campo a las afueras de Cova de Iria. Usted, sin embargo, rechaza esta idea. ¿Qué considera que realmente tuvo lugar en esas fechas?

—Un fraude. El “milagro” de Fátima fue un teatrillo ideado por miembros del clero de Ourém [el municipio bajo cuya jurisdicción está Cova da Iria]. Las principales víctimas de este embuste fueron los tres pastorcitos, quienes fueron utilizados como actores en esta producción episcopal. La documentación existente deja clarísimo que el clero manipuló a estos tres niños jovencísimos —la más vieja de los tres, Lúcia, tenía apenas 10 años, mientras que Francisco Marto y Jacinta sólo tenían 8 y 7 años de edad, respectivamente— para montar un espectáculo con difusión internacional.

—Entonces, ¿rechaza que los pastorcitos presenciaran la aparición de la Virgen María?

—¿Cómo va a aparecer alguien que no existe? ¿O que, al menos, no existe como figura mitológica? Existió María, madre de Jesús, pero la mitológica que se ha creado en torno a su figura es un insulto a su memoria y a la inteligencia humana. Es un insulto al propio Jesús.

—¿En qué se basa para concluir que fue un montaje?

—El Santuario de Fátima ha puesto todos los documentos relacionados con las supuestas apariciones a disposición de los investigadores a través de la Documentación Crítica de Fátima (DCF), obra comprensiva de varios volúmenes. Cualquiera que la analice detenidamente, y que también consulte las Memorias de la Hermana Lúcia —supuestamente escritas por la propia Lúcia durante el tiempo que fue monja de clausura en Tui, Galicia—, verá que se trata de un montaje tosco.

Desde un punto de vista teológico las supuestas visiones de Fátima están llenas de errores. Un ejemplo son las supuestas visiones que describe Lúcia —la mayor de los tres, seleccionada para transmitir los mensajes de la Virgen—, que contienen elementos que no entran dentro del dogma católico. Llega a dar detalles realmente aterradores al describir sus visiones del infierno, detalles que coinciden exactamente con los que aparecen en Misión Abreviada, un libro que tuvo una difusión enorme en Portugal durante el siglo XIX. El problema es que, posteriormente, ese libro fue rechazado por el Vaticano, y los detalles que contiene denunciados por varios papas. Es llamativo, como poco, que la Virgen hubiese aparecido para transmitir cosas incompatibles con la teología católica. Hay muchísimos otros ejemplos de esta tragicomedia. Es una ignominia, un escaro a la fe y a la teología de Jesús de Nazaret.

—¿Qué valoración hace del llamado “milagro del sol”, supuestamente presenciado por 50 mil personas el 13 de octubre de 1917, quienes describieron como el sol comenzó a moverse rápidamente por el cielo antes de precipitarse sobre la tierra? ¿Fue una alucinación colectiva, o simplemente un montaje perpetuado por la prensa católica de la época?

—Es obvio que el sol no “bailó” sobre Fátima en 1917. Eso fue una invención del periodista enviado por el desaparecido diario O Século. El redactor era un ex-seminarista. El fotógrafo que le acompañó dijo que no vio nada fuera de lo normal, y las fotos que tomó dejan claro que era un día lluvioso y completamente ordinario. Quien se lea la crónica que se publicó ese día dará cuenta que aunque se habla de este supuesto fenómeno del sol en el titular, no hay mención del milagro en el texto, y días más tarde el periódico publicó una corrección en la que aclaraba que el sol no había “bailado”. Es vergonzoso que le Iglesia siga hablando de este supuesto acontecimiento, claramente imposible a nivel científico.

Curiosamente, ni la propia Lúcia hace referencia a este evento. En su momento, ella se mantuvo fiel al mensaje que tenía que repetir ese 13 de octubre de 1917: que la Virgen le había dicho que la Primera Guerra Mundial acabaría ese mismo día. Como todos sabemos, la guerra no acabaría hasta un año más tarde. En sus Memorias tampoco habla de ello, y en vez de mencionar movimientos del sol, se limita a decir que cuando miró al sol vio aparecer a San José, el niño Jesús, Nuestra Señora de los Dolores. Casualmente son las imágenes que figuraban en la iglesia parroquial de Fátima en esa época.

Un crimen de lesa humanidad

—¿Qué motivaría a la Iglesia para perpetra semejante “fraude”?

—La Iglesia lusa estaba en muy mal estado en 1917: desde su instauración en 1910 la República había trabajado para reducir el poder del clero portugués y secularizar el país. Una de las primeras leyes que se promulgan tras la llegada de la República fue la nacionalización de enormes parcelas de tierras episcopales y la supresión de muchísimos de los privilegios ancestrales del clero, cuya influencia política y económica había sido enorme hasta ese momento.

La diócesis de Leiria, en particular, había perdido muchos fieles y se veía cada vez más empobrecida. Los “milagros” de Fátima fueron un instrumento perfecto para conseguir los fondos que se buscaban para restaurar las propiedades eclesiásticas y lograr que el pueblo volviera al culto. A nivel nacional, las supuestas apariciones dieron a la Iglesia la relevancia que necesitaba en su cruzada en contra de la República.

—¿Quién fue el ‘cerebro’ de la trama, y cómo se ejecutó?

—La documentación existente sugiere que todo fue idea del canónigo Nunes Formigão (1883-1958), profesor del Seminario de Santarém, quien casualmente había pasado casi dos meses en Lourdes, estudiando las apariciones que supuestamente tuvieron lugar ahí en 1858. Fue él quien se encargó de escribir el guion y ejecutar la producción de esta farsa; fue él quien, como supuesto interrogador y confesor de los tres pastorcitos, actuó como único interlocutor y controló el mensaje que salía de Cova de Iria. Fue él quien moldeó las visiones de los pastorcitos.

Ante el éxito de la trama, Formigão recibió el apoyo del clero de Ourém –que publicitó las supuestas apariciones por todo el país– y, posteriormente, el obispo de Leiria, que dio valor al fraude al declarar que eran acreditables y “dignas de fe” en 1930. De ahí ya pasamos al Vaticano, que ha permitido que esta farsa continúe a lo largo de los años.

—¿Cuál fue el papel de los pastorcitos?

—Fueron víctimas. El crimen que el clero perpetró contra los tres pastorcitos espeor que el de los muchísimos casos de pedofilia que se han registrado dentro de la Iglesia. Esos niños eran creyentes que fueron manipulados. Sentían terror absoluto del infierno, y respeto total hacia el clero. Creían todo lo que les decían, y obedecían toda orden. Los clérigos les convencieron para que se sacrificaran “para conseguir la conversión de todos los pecadores”.

El clero es responsable por las muertes de Francisco en 1919 y Jacinta en 1920. Los curas animaron a los niños para que practicasen mortificaciones y penitencias absolutamente locas. Sus prolongados ayunos –que incluían la abstención de beber agua en pleno verano– hicieron que se encontrasen físicamente debilitados, incapaces de resistir las epidemias de la época. Murieron de neumonía y la pleuresía, respectivamente, sin que la “milagrosa” Señora de Fátima les ayudara. Es un crimen de lesa humanidad que ha quedado impune.

—¿El Gobierno nunca intentó intervenir?

—Los políticos de la República (1910-26) se hartaron de denunciarlo como el embuste que era. Una vez hubo el golpe de Estado en 1926, y especialmente después de la implantación de la dictadura de [António de Oliveira] Salazar, cambió todo. Fátima era un milagro a medida de Salazar, un dictador que se presentaba como el santo salvador de la patria, y cuyo mejor amigo era el Cardenal Manuel Gonçalves Cerejeira, patriarca de Lisboa. Casó su régimen con la Iglesia. Desafortunadamente, después de la Revolución de los Claveles todo sigue igual, y en muchos sentidos la complicidad entre el Gobierno y quienes controlan Fátima es incluso mayor. Es un negocio que le viene muy bien al Estado pues genera muchos millones de euros.

"El Santuario de Fátima opera como una mafia"

—Afirma que el Santuario de Fátima opera como una mafia. ¿Hablamos de una organización criminal en el seno de la Iglesia portuguesa?

—Evidentemente, pero una que está a plena vista. El Santuario es una máquina de dinero. Da náusea: su única misión es fomentar el turismo religioso, atraer gente en nombre de una fe tóxica, basada en la mentira. Hoy en día la zona entera del Santuario, y los negocios repartidos por la aldea, están creados para aprovecharse de los pobres que acuden ahí. Es bien sabido que muchos de ellos sirven para lavar dinero.

—Sus libros sobre Fátima han sido best-sellers en Portugal, y el más reciente, Fátima $.A., va por su sexta edición. ¿Cuál ha sido la reacción por parte de la Iglesia?

—La jerarquía hace como si no existiera, pero a la vez hace todo lo posible para que los católicos portugueses no los lean. Es en vano, porque los puedes encontrar en cientos de miles de casas lusas.

—El Papa Francisco —que viaja a Fátima este fin de semana para participar en los actos marcando el centenario de las apariciones— se ha propuesto reformar el Vaticano. ¿Ha intentado darle su versión de los hechos en Fátima?

—Promoví una petición que pedía que cancelara el viaje a Fátima y se pronunciara sobre el fraude. No hubo respuesta por parte del Vaticano, claro. Me temo que este Papa es apenas un buen actor. No tiene interés en acabar con el sistema.

"Todas las apariciones de la Virgen son mentira"

—¿Qué opina sobre las otras apariciones marinas? ¿La Virgen apareció en Lourdes o en El Rocío?

—Claro que no. Todas las apariciones de la Virgen son mentiras. Estas visiones surgen de personas que no están bien de la cabeza, y que lo que necesitan es atención médica, no explotación eclesiástica. Teológicamente, las apariciones no son posibles. Todas las que menciona son expresiones de religiosidad popular, y lo que el clero tendría que hacer es evangelizar estas personas. Desafortunadamente, la Iglesia ha optado por fomentar este tipo de espectáculo. Me entristece porque creo que una Iglesia que hace esto se delata como enemiga de la Humanidad, del pueblo.

—¿Qué siente al ver multitudes conmemorando algo que considera que fue un fraude?

—Me da pena. Veo multitudes sedientas de milagros procedentes del cielo porque no se pueden beneficiar de los milagros de la tierra. Son personas con miedo, que creen que dios es sádico, cruel y vengativo, que exige autoflagelación y sacrificios como los de los pobres pastorcitos. Son personas que buscan soluciones a sus problemas en el cielo, cuando la solución sólo se encuentra dentro de cada persona. Ese siempre fue el mensaje de Cristo, cuyo evangelio predicaba la liberación de los pueblos y la destrucción del poder.

—Suponiendo que todo haya sido un fraude, ¿ve algún lado bueno a toda la historia de Fátima? Hay quienes defenderán que tiene valor, si sólo porque sirve para dar esperanza a algunos fieles en busca de un milagro…

—No veo nada bueno en un fenómeno manufacturado para engañar a millones de personas, pobres que llegan al Santuario de rodillas, que lloran y gritan, que repiten “Dios te salve María” de manera incesante.

—¿Cómo consigue mantener su fe en la religión católica?

—Siempre quise ser cura, y cuando fui ordenado, el 5 de agosto de 1962, tomé votos para serlo de por vida. Este tema no me hace dudar que soy presbítero y periodista, hombre de fe, de Jesús, creyente en su palabra y sus políticas. Mi fe se mantiene porque entiendo que ser católico es reconocer que Dios vive dentro de cada uno de nosotros, factor común entre todos los seres humanos. Me siento católico y humano, algo bastante diferente que sentirse apostólico o romano.

Publicada el 14 mayo 2017

Fuente: EL ESPAÑOL - Diario digital, plural, libre, indomable, tuy82


miércoles, 26 de marzo de 2025

Barreras Silenciosas

En la vereda de sueños olvidados,

se erigen muros que el sol ha tocado,

construcciones frías, y sin compasión,

que ciegan caminos, que tapan la razón.


Un escalón cruel se alza en el paso,

un umbral que excluye, un hondo fracaso.

Las puertas selladas de un mundo ansioso,

olvidan que todos merecen un gozo.


Bancos altos, senderos quebrados,

los ecos de risa no son bienvenidos.

La rampa ausente, el letrero oculto,

dibujan un mapa donde todo es tumulto.


Personas con sueños, miradas perdidas,

buscando su sitio entre sombras e heridas.

Las manos extendidas, los corazones,

claman por espacios que rompan prisiones.


Que el ladrillo hable de inclusión sincera,

un puente que une, una voz verdadera.

Que cada rincón sea hogar y abrazo,

donde no haya barreras, solo amor en la plaza.


Así, juntos soñemos un mundo más justo,

un lugar donde cada camino sea nuestro,

donde las estructuras sean alas ligeras,

y en lugar de muros, florezcan quimeras.

J. Plou

lunes, 24 de marzo de 2025

El Relevo de las Estaciones



Hoy empieza la primavera, un susurro,

pero el invierno aún se aferra al suelo,

con sus nubes grises y su hielo,

negándose a entregar su frío oscuro.


Cuando el sol despierte, ardiente y puro,

¿quién deshará este manto, este duelo?

Las flores esperan en su bello anhelo,

mientras un viento nuevo haga su apuro.


Nubes errantes, marchad con prisa,

dejad paso al Sol, al canto y al brillo,

que la vida renace, danza y se eterniza.


El invierno no quiere dar el relevo:

Hoy la primavera debería cantar con sonrisa,

y el Sol despertar en su mágico destello.

J. Plou

miércoles, 12 de febrero de 2025

El Sexo Ya No Es Necesario: La Evolución de una Relación



A lo largo de las diferentes etapas de una relación de pareja, es común que las prioridades y necesidades cambien. En un inicio, el deseo físico puede ser el motor que impulsa la conexión entre dos personas. Sin embargo, con el tiempo y el fortalecimiento del vínculo emocional, se puede llegar a la conclusión de que el sexo ya no es el eje central de la relación. Este fenómeno puede ser liberador y transformador, brindando espacio para un tipo de intimidad diferente.

La Importancia de la Unión Sentimental

La unión sentimental se basa en la conexión emocional profunda que se establece entre dos personas. Este tipo de conexión va más allá de lo físico; se nutre de la confianza, el respeto mutuo y el amor verdadero. Valorar esta unión puede llevar a una relación más sólida y satisfactoria. Los momentos compartidos, las conversaciones profundas y la complicidad se vuelven más significativos que la relación sexual.

Cambios en la Percepción del Sexo

Para algunas personas, la percepción del sexo puede cambiar a medida que evolucionan emocionalmente. Pueden comenzar a valorar más la compañía, la comunicación y la empatía que el acto sexual en sí. Esto no significa que el sexo sea irrelevante, sino que su papel dentro de la relación ha cambiado. La intimidad emocional puede incluso enriquecer la vida sexual de una pareja, proporcionando una base más firme para explorar nuevas dimensiones de la relación.

La Comunicación Abierta

Es fundamental que ambas partes estén en sintonía respecto a este cambio en la relación. La comunicación abierta y honesta se convierte en la clave para entender las necesidades y deseos de cada uno. Hablar sobre el significado del sexo y la importancia de la conexión emocional puede fortalecer la relación y evitar malentendidos. Es esencial abordar este tema sin tabúes, dejando claro que el amor y la unión sentimental son ahora lo prioritario.

Conclusión

Decidir que el sexo ya no es necesario para mantener una relación sana y feliz es un paso significativo que puede conducir a una mayor profundidad emocional y satisfacción mutua. Al valorar la unión sentimental por encima de las necesidades físicas, se abre un espacio para un tipo de amor más auténtico y duradero. Al final, lo que importa es la conexión que se crea, y esta puede ser mucho más que solo una atracción física.

J. Plou

con ayuda de: IA

miércoles, 5 de febrero de 2025

Mi nieto saltarin



En un soleado día de verano, el parque de atracciones "Portaventura" estaba lleno de risas y alegría. Las familias se divertían en las montañas rusas y disfrutaban de las deliciosas golosinas. Sin embargo, en un rincón especial del parque, un grupo de artistas preparaba un espectáculo único que atraía la atención de todos. Entre ellos estaba Iker, un joven de 20 años que había encontrado su pasión en el parkour.

Iker había comenzado a practicar parkour cuando solo era un niño. Desde aquel entonces, había recorrido un largo camino. Era un artista saltarín que movía su cuerpo con gracia y agilidad, como si fuera una hoja llevada por el viento. Su habilidad para saltar muros, escalar estructuras y ejecutar acrobacias llamaba la atención de todos.

Una tarde, mientras Iker ensayaba sus movimientos en el escenario, su abuela Pilar llegó para verlo. Era una mujer cariñosa, siempre apoyando a su nieto en sus sueños. "¿Cómo va todo, Iker?", le preguntó con una sonrisa. 

"¡Hola, yaya! Estoy practicando un nuevo salto para el espectáculo de mañana. Quiero sorprender a todos", respondió Iker, con una mirada llena de determinación.

La yaya Pilar y el yayo José, se sentaron en un banco cercano, observando a su nieto con admiración. Para Iker, sus abuelos eran su mayor fuente de inspiración. Le habían enseñado la importancia de perseguir los sueños, sin importar cuán difíciles parecieran.

Mientras Iker realizaba saltos y giros, se dio cuenta de que había algo especial en su actuación. Tenía que darlo todo ese día, ya que no solo era una presentación para el público, sino también para demostrarle a sus abuelos cuánto significaba su apoyo para él.

Conforme pasaban las horas, el parque se llenó de gente. El espectáculo estaba a punto de comenzar, y los corazones de los artistas palpitaban de emoción. Iker se unió a su grupo, compuesto por otros  artistas y alguno de ellos, también eran expertos en acrobacias.

El espectáculo comenzó, y el público aplaudía y vitoreaba al ritmo de la música. Iker, sintiendo la energía, salió al escenario junto a sus compañeros. Al primer salto, el aliento de todos se contuvo; Iker saltó con tanta elegancia que parecía flotar en el aire. Su corazón latía rápidamente, pero después de cada salto, su confianza aumentaba.

Conforme avanzaba la actuación, Iker comenzó a experimentar momentos de pura adrenalina. Saltó entre plataformas, corrió por muros y realizó giros espectaculares que dejaron al público boquiabierto. La gente aplaudía entusiasmada, y él podía escuchar a su abuela animándolo desde la multitud: "¡Vamos, Iker! ¡Eres el mejor!"

Al final del espectáculo, cuando los artistas recibieron una ovación prolongada, Iker se despidió del público con un gesto de agradecimiento. Corrió hacia su abuela, quien lo abrazó fuertemente. "¡Lo hiciste increíble, Iker! Estoy tan orgullosa de ti", exclamó Pilar, las lágrimas de felicidad brillaban en sus ojos.

Iker se sintió en la cima del mundo. "Gracias, abuela. Todo esto es gracias a ti. Siempre me has inspirado a volar alto", le respondió, sintiendo que el amor y el apoyo de su abuela lo habían llevado a superar sus límites.

Ese día, mientras las luces del parque titilaban y el aire se llenaba de risas, Iker comprendió que su verdadera recompensa no era solo la ovación del público, sino el orgullo y el amor de su familia. Aventura tras aventura, siempre llevaría consigo la fuerza de esos momentos compartidos, llevando él mismo el arte del parkour a nuevas alturas.

Y así, la historia de Iker, el joven artista saltarín, continuó. Con cada salto, cada giro y cada acrobacia, él se convertía no solo en un maestro del parkour, sino en un símbolo de perseverancia, amor y el valor de seguir los sueños.

J. Plou

martes, 4 de febrero de 2025

Sabores de Amistad



Era una noche templada en Vila-seca, y el murmullo de las risas y las conversaciones llenaba el aire del restaurante "Melvin". Las luces colgantes creaban un ambiente acogedor, mientras los aromas de los aperitivos,  se entremezclaban con el sonido de los cubiertos al chocar. Era el lugar elegido por cinco amigos de toda la vida: Ángel, Vicente, Paco, Ramón y Miguel.

Cada uno llegó en momentos diferentes, cargados de historias nuevas que contar. Ángel fue el último en llegar; su rostro reflejaba la alegría de un viaje reciente. "¡No os lo vais a creer! Vengo de un festival de música en la playa", Todos nos acercamos para escuchar sus relatos.

Vicente, siempre se rió entre dientes. "Espero que no hayas perdido la cartera esta vez", dijo, recordando aquella anécdota de hace años, donde Ángel había estado tan absorto disfrutando que olvidó su cartera. Todos nos reimos, y los recuerdos fluyeron como el vino que empezaba a circular por la mesa.

Paco, con su inconfundible forma de calmar los ánimos, interrumpió: "No importa si la perdió o no, lo que cuenta es que volvió". Todos callamos, sabiendo que en el fondo, eran situaciones incómodas. El camarero se acercó para tomar su pedido, y eligieron platos que evocaban la esencia de su amistad: tapas variadas, algo de marisco, y, por supuesto, una buena botella de vino tinto.

A medida que la comida llegaba a la mesa, Ramón, el artista del grupo, comenzó a hablar sobre un proyecto que tenía entre manos. "Estoy pintando un mural en la comunidad", dijo, sus ojos brillando de emoción. "Quiero capturar la esencia de nuestra cultura, de lo que somos". Vicente lo miró con seriedad; “Tienes que incluirnos en el mural”, bromeó, “seremos los héroes anónimos de tu obra”.

Miguel, como siempre el eterno ausente, lo recordamos. Yo pensé: “¿Qué pasará cuando ya no estemos juntos?”. Sin embargo, decidí guardar ese sentimiento. Esa noche era para disfrutar.

La cena avanzaba, cada bocado compartido intensificaba la camaradería. Se pasaban historias antiguas y anhelos futuros, hasta que las palabras comenzaron a desdibujarse en un vaivén de alegría. Pero justo cuando la conversación alcanzaba su clímax, una joven en una mesa cercana comenzó a tocar una guitarra. La melodía, dulce y suave, sirvió como telón de fondo a las risas. Vicente, al darse cuenta, propuso un brindis.

"¡Por nosotros, por la vida y por todas estas historias que aún nos faltan por vivir!", levantó su copa con firmeza.

Cuando las copas chocaron, cada uno sintió en su corazón la promesa de nuevos recuerdos, de aventuras por venir. Y aunque el futuro fuera incierto, esa noche, rodeados de los sabores de la amistad y la música, sabían que siempre tendrían ese rincón especial en sus vidas, donde todo comenzaba y nunca terminaba.

J. Plou

lunes, 3 de febrero de 2025

El Muro de la Injusticia: Una Reflexión sobre la Frontera con México



La frontera entre México y Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo un símbolo de separación, un muro que va más allá de su construcción física; representa la injusticia, la xenofobia y una profunda falta de empatía hacia el prójimo. Este contexto no solo afecta a aquellos que intentan cruzar en busca de una vida mejor, sino que también refleja una ideología que discrimina y deshumaniza.


Desde su inicio, la construcción del muro ha sido un tema polémico. Se ha argumentado que protege la seguridad nacional, pero en realidad, este argumento se utiliza a menudo para justificar políticas discriminatorias. La idea de que "los extranjeros son la amenaza" alimenta un ciclo de odio que no solo se dirige hacia quienes cruzan la frontera, sino que también se manifiesta en la sociedad estadounidense, donde el miedo y la desconfianza hacia los inmigrantes crecen día a día.


La xenofobia se alimenta del desconocimiento y los estereotipos. Aquellos que buscan una vida digna son etiquetados como criminales o parásitos, ignorando las complejidades detrás de su migración. Muchos dejan atrás sus hogares debido a la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades. Al construir un muro, no solo se erige una barrera física, sino también una barrera emocional que divide familias y comunidades.


Esta injusticia trasciende las fronteras geográficas. Al cerrar las puertas a quienes huyen de situaciones desesperadas, se perpetúa un ciclo de sufrimiento. Las historias de aquellos que han perdido la vida en su intento por cruzar son un recordatorio escalofriante de las consecuencias de estas políticas. Ellos son seres humanos con sueños y aspiraciones, no números en una estadística.


La necesidad de un enfoque más humano y solidario es imperiosa. La verdadera seguridad no se logra mediante paredes, sino a través de la cooperación y el entendimiento. Los muros pueden dividir territorios, pero no pueden borrar la historia compartida ni la interconexión cultural.


En conclusión, el muro en la frontera con México es un reflejo de una injusticia arraigada en la xenofobia y el miedo. Es necesario replantear nuestra visión sobre la migración y trabajar hacia un futuro donde la solidaridad y la empatía prevalezcan sobre el temor y la división. Solo así podremos construir puentes en lugar de muros y avanzar hacia una convivencia más justa y humana.

J. Plou 

Con ayuda de la IA


domingo, 26 de enero de 2025

Pasteles con poemas

 *El Reino donde los Pasteles tenían Poemas*  

En el pequeño reino de Calibruxo, donde los gatos hablaban en haikus y las nubes olían a canela, vivía la princesa Pili, a quien todos llamaban Narnia porque, según decían, "tenía un mundo entero detrás de los ojos". A sus cuarenta y siete años, Narnia prefería trepar a los olivos centenarios antes que atender a embajadores, y coleccionaba botellas de vino vacías para convertirlas en lámparas de colores. Su único compromiso real era huir cada tarde al taller de su amiga Bea, una artesana que tejía bufandas con hilos de aurora boreal y tallaba flores en madera de barcos naufragados.  

—Si tejer no fuera arte, sería conspiración —decía Bea, mientras Narnia pintaba dragones en las ventanas del taller—. Cada puntada es un plan para derrocar lo aburrido.  

El príncipe Antonio, prometido de Narnia por un tratado de paz firmado siglos atrás, era calvo como una esfera de cristal y llevaba una capa bordada con lunas menguantes. Lo llamaban Azul no por romántico, sino porque una vez se tiñó la barba de ese color para impresionar a Narnia y el tinte nunca se fue. Aunque le temblaban las rodillas cada vez que hablaba en público, tenía un don: sus abrazos curaban el hipo y la melancolía.  

Los hermanos Marc e Iker, sus "súbditos oficiales", eran tan distintos como el fuego y el arcoíris. Marc, de catorce años y pelo revuelto, era un busca vidas: vendía mapas falsos del tesoro, organizaba carreras de caracoles en el salón del trono, y una vez escondió queso rancio en los calderos de los guardias. Iker, unos años mayor que Marc, no caminaba: saltaba, giraba, y a veces se quedaba dormido colgado de una viga del techo. —¡La gravedad es una mentira!— gritaba, mientras daba volteretas sobre el estanque de las carpas koi.  

El rey Plou, padre de Narnia, escribía poemas en lugar de leyes. Los recitaba al amanecer desde el balcón más alto, con una túnica de terciopelo verde y un loro posado en el hombro que añadía rimas absurdas. "Oh, luna en cuarto creciente, / tu brillo es como el diente / de un lobo con caries…". La reina Pilar, en cambio, gobernaba los fogones: sus suflés de queso hinchaban hasta el techo, sus sopas curaban resfriados, y sus magdalenas tenían notas secretas escritas en miguitas.  

Una tarde, el caos llegó disfrazado de travesura: Marc convenció a Iker de "prestar" las esculturas de madera de Bea para decorar una trampa que había inventado para atrapar duendes (que en realidad eran marmotas con sombreros). Pero algo salió mal: las figuras cobraron vida, confundidas por el polvo de estrellas que Bea usaba para barnizar, y comenzaron a pasearse por el castillo recitando poemas del rey Plou en voz alta. Un caballo de roble declaró su amor a una silla del comedor, y un pájaro tallado en pino se bebió todo el vino de la despensa.  

—¡Esto es un golpe de estado artístico! —gritó Narnia, conteniendo la risa mientras Antonio intentaba abrazar al caballo de madera para calmarlo.  

La solución vino en equipo: Bea tejió una red con hilos de atardecer para atrapar a las criaturas, Iker saltó hasta el tejado para recuperar al pájaro borracho, y el rey Plou improvisó un poema tan malo que las figuras se paralizaron de terror. La reina Pilar selló la paz con una cena de albóndigas gigantes rellenas de versos, y Marc, castigado a limpiar el establo durante una semana, juró (mentira) que no volvería a tocar nada que tuviera alma.  

Al final, Narnia y Antonio se sentaron en el jardín, compartiendo una magdalena que decía "El amor es calvo y azul" en migas doradas.  

—¿Alguna vez te arrepientes de no tener un príncipe… normal? —preguntó él, mirando sus botas.  

Ella le lanzó una corteza de pan con mermelada a la cabeza.  

—¿Y tú de no tener una princesa que sepa estarse quieta?  

Antonio se rió, y por primera vez, no se ruborizó.  

*Moraleja: Los reinos perfectos son aquellos donde el caos se cocina a fuego lento, los poemas riman mal a propósito, y la familia es un equipo de locos que baila en lugar de caminar.

Antonio Pérez (Mi yerno)