martes, 1 de julio de 2025

Mi viejo mar amigo



Siempre vengo a tu orilla, viejo mar, 

mi viejo mar amigo, 

para templar mi ánimo, 

sintiendo tus oleajes bravios... 

La montaña con todas sus grandezas, 

el monte con sus pájaros y nidos, 

y los centrales y soberbios pueblos 

no tienen tu atractivo... 

Más que las capitales interiores 

adornadas apenas por un río, 

prefiero los pueblos mediterráneos 

adormecidos por el son marino... 

Mar de cresta aleonada, 

mar a veces azul y a veces tranquilo; 

mar como la mujer, siempre voluble, 

¿quién no sueña contigo? 

Desde un banco de piedra de la playa 

y a media noche, 

miro temblar en las alturas las estrellas 

que me parecen puntos suspensivos... 

El cielo es claro, como una luna de cristal; 

 Allá lejos, el cielo se sonríe 

con sus luceros límpidos, 

la sociedad se embriaga de licores, 

de palabras sin fondo ni sentido; 

pero tu, viejo mar, tu nada quieres, 

continúas altivo, eternamente triste, 

balanceando en tu oleaje las barcas pescadoras... 

Orgulloso resongas, 

yo no sé que extraños ritmos 

de fuerza y voluntad... 

Por eso vengo para templar mi espíritu 

en tu ruda canción, oliente a sales, 

mi viejo mar amigo... 

Julio J. Casal - uruguayo 

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