La leyenda explica que hace mucho tiempo, en Montblanc (Tarragona) un feroz dragón capaz de envenenar el aire y matar con su aliento, tenía atemorizados a los habitantes de la ciudad. Los habitantes, asustados y cansados de sus estragos y fechorías, decidieron calmarle dándole de comer a una persona al día que se elegiría por sorteo. Después de varios días, la mala suerte le tocó a la princesa. Cuando la princesa abandonaba su hogar y se dirigía hacia el dragón, un caballero llamado Sant Jordi, con brillante armadura y caballo blanco, apareció de repente para ir a su rescate. Sant Jordi alzó su espada y atravesó al dragón, liberando por fin a la princesa y a los ciudadanos.De la sangre del dragón brotó un rosal con las rosas más rojas que jamás se habían visto. Sant Jordi, triunfante, arrancó una rosa y se la ofreció a la princesa.
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