Acobardado , tristón;
estás como adormecido,
gris, casi indefinido;
cubierto tras un telón.
Sé que tu noche fue dura,
melancólico, te adoro;
tus lágrimas eran de oro,
llorabas con amargura.
Lágrimas las de esta noche,
las lágrimas fugitivas,
lágrimas , harto escondidas,
fueron lágrimas furtivas.
Tus ojos , cual manantiales,
liberaron suaves lágrimas,
amargas, escasas, críticas,
eran lágrimas reales.
Breves y, no torrenciales,
como esperamos envíes,
aquí al este , no desvíes,
tu vida, a otros andurriales.
Espero con impaciencia,
esos vientos favorables,
a tus compañeras hables
y empleéis vuestra potencia,
en generar gran tormenta,
celebrada desde abajo,
cual, en campana,el badajo,
se alegra, no se lamenta.
Tendrás tus buenas razones
cielo, para no llorar,
no nos hagas esperar,
soñar con que al despertar,
de nuevo se va a frustrar,
nuestra ilusión y a quedar,
penando, los corazones.
Azulado, gris oscuro,
el mar cual un digno espejo,
muestra tu vivo reflejo,
duro, incoloro, difuso;
sus olas, contra la arena,
se mueren, plenas de espuma,
agoniza su bravura,
que acaba fina y serena.
Pídele, tú, mar, al cielo
que la humedad que te roba,
la derrame en estos lares,
y no por otros lugares,
donde ya están saturados,
entre humedales, cansados,
que llueva sobre mojado,
este año, “inundaos“, saciados
Paco Moral
“ sigue sin llover”
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