María Domínguez
Fue la primera alcaldesa durante la Segunda República, es decir, la primera alcaldesa en la historia democrática española. Fue también una de las pocas firmas femeninas que aparecen en los periódicos nacionales de principios del siglo XX. Pero, a diferencia de sus ilustres contemporáneas (Victoria Kent, Clara Campoamor, Hildegart Rodríguez…), con quienes compartió ideas en pro de la igualdad entre clases y sexos, María Domínguez no desembocó en esas ideas desde una cómoda cuna ni desde refinados colegios.
Las 17 alcaldesas de la provincia de Zaragoza posan con el alcalde de la capital y con el gobernador civil durante la recepción que se les ofreció en 1933 (entre ambos, María Domínguez) para un reportaje de Manuel Casanova en Crónica: Emilia Rodríguez (Almochuel), Concepción Cortadé (Alpartir), Antonia Bosque (Ardisa), Jerónima Sebastián (Balonchán), Cecilia Latre (Bureta), Josefina Candé (Clarés de Ribota), Estrella de las Nieves García (El Frasno), Victoriana Cereza (Gelsa), Clementina Bilbao (Lituénigo), Adelina Muñoz (Lobera de Onsella), Isabel Pemán (Magallón), Felipa Elizondo (Novillas), María Gil (Tiermas), Manuela Blasco (Torrellas), Elvira Antorán (Villanueva de Huerva). Todas maestras, excepto María Gil.
María Domínguez (1882-1936) nació y creció en la humildad económica. Trabajó duro en labores ingratas y descubrió que podía ser pobre pero no analfabeta. Primero aprendió a leer, luego estudió mientras se ganaba el sustento haciendo medias a máquina, y más tarde opinó y escribió, al tiempo que defendía una enseñanza pública de calidad. María Domínguez vivió otra época, pero también padeció los malos tratos. Los padeció pero no los asumió: abandonó a un marido impuesto, fue perseguida por ello y tachada de libertina. Defendió la República como sistema garante de las libertades y como instrumento transformador de la sociedad.
Demasiadas osadías para una mujer de aquellos tiempos: fue fusilada en septiembre de 1936, en medio de ese terror caliente del verano del 36, y sus restos descansan hoy al pie de un ciprés del cementerio de Fuendejalón. Su trayectoria y su persona fueron silenciadas durante décadas. Quedó en el olvido. Solo en 1999 la DPZ le concedió a título póstumo la medalla de Santa Isabel de Portugal.
En 2021, se ha producido la exhumación de los restos de María Domínguez, primera alcaldesa en la historia democrática española. Sus restos han sido trasladados desde el cementerio de Fuendejalón (Zaragoza), en cuyas tapias fue asesinada, al cementerio de Gallur (Zaragoza), municipio donde fue alcaldesa.
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