miércoles, 22 de diciembre de 2021

Un loco (Antonio Machado)


 

Es una tarde mustia y desabrida

de un otoño sin frutos, en la tierra

estéril y raída

donde la sombra de un centauro yerra.

Por un camino en la árida llanura,

entre álamos marchitos,

a solas con su sombra y su locura

va el loco, hablando a gritos.

Lejos se ven sombríos estepares,

colinas con malezas y cambrones,

y ruinas de viejos encinares,

coronando los agrios serrijones.

El loco vocifera

a solas con su sombra y su quimera.

Es horrible y grotesta su figura;

flaco, sucio, maltrecho y mal rapado,

ojos de calentura

iluminan su rostro demacrado.

Huye de la ciudad... Pobres maldades,

misérrimas virtudes y quehaceres

de chulos aburridos, y ruindades

de ociosos mercaderes.

Por los campos de Dios el loco avanza.

Tras la tierra esquelética y sequiza

?rojo de herrumbre y pardo de ceniza?

hay un sueño de lirio en lontananza.

Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!

?¡carne triste y espíritu villano!?.

No fue por una trágica amargura

esta alma errante desgajada y rota;

purga un pecado ajeno: la cordura,

la terrible cordura del idiota.

Antonio Machado

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