miércoles, 19 de abril de 2023

Fantasía de una nota de abril (Antonio Machado)


 

Dijéraislo, y pronto mi amor os diría

el son de mi guzla y la algarabía

más dulce que oyera ventana moruna.

Mi guzla os dijera la noche de luna,

la noche de cándida luna de abril.


Dijera la clara cantiga de plata

del patio moruno, y la serenata

que lleva el aroma de floridas preces

a los miradores y a los ajimeces,

los salmos de un blanco fantasma lunar.


Dijera las danzas de trenzas lascivas,

las muelles cadencias de ensueños, las vivas

centellas de lánguidos rostros velados,

los tibios perfumes, los huertos cerrados;

dijera el aroma letal del harén.


Yo guardo, señora, en viejo salterio

también una copla de blanco misterio,

la copla más suave, más dulce y más sabia

que evoca las claras estrellas de Arabia

y aromas de un moro jardín andaluz.


Silencio... En la noche la paz de la luna

alumbra la blanca ventana moruna.

Silencio... Es el musgo que brota, y la hiedra

que lenta desgarra la tapia de piedra...

El llanto que vierte la luna de abril.


?Si sois una sombra de la primavera

blanca entre jazmines, o antigua quimera

soñada en las trovas de dulces cantores,

yo soy una sombra de viejos cantares,

y el signo de un álgebra vieja de amores.


Los gayos, lascivos decires mejores,

los árabes albos nocturnos soñares,

las coplas mundanas, los salmos talares,

poned en mis labios;

yo soy una sombra también del amor.


Ya muerta la luna, mi sueño volvía

por la retorcida, moruna calleja.

El sol en Oriente reía

su risa más vieja.

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