martes, 27 de julio de 2021

Paisaje con dos tumbas y un perro asirio (García Lorca)



Amigo,

levántate para que oigas aullar

al perro asirio.

Las tres ninfas del cáncer han estado bailando,

hijo mío.

Trajeron unas montañas de lacre rojo

y unas sábanas duras donde estaba el cáncer dormido.

El caballo tenía un ojo en el cuello

y la luna estaba en un cielo tan frío

que tuvo que desgarrarse su monte de Venus

y ahogar en sangre y ceniza los cementerios antiguos.


Amigo,

despierta, que los montes todavía no respiran

y las hierbas de mí corazón están en otro sitio.

No importa que estés lleno de agua de mar.

Yo amé mucho tiempo a un niño

que tenía una plumilla en la lengua

y vivimos cien años dentro de un cuchillo.

Despierta. Calla. Escucha. Incorpórate un poco.

El aullido

es una larga lengua morada que deja

hormigas de espanto y licor de lirios.

Ya vienen hacia la roca. ¡No alargues tus raíces!

Se acerca. Gime. No solloces en sueños, amigo.


¡Amigo!

Levántate para que oigas aullar

al perro asirio.

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