martes, 7 de agosto de 2018

Mirada de mujer


Un amigo mío dice que casi es más difícil contrarrestar la mirada de una mujer, como tocar el cielo con la tierra.
Nadie como un enamorado puede apreciar el valor de una mirada.
Para el que ama, tiene una fuerza irresistible que le fascina y en los ojos de una hermosa mujer lee lo que siente el corazón y adivina los pensamientos más recónditos.
¡Ah! dicen tanto unos ojos grandes y rasgados, que cuando he querido resistir la mirada de la mujer que adoro, he sentido en mi interior una fuerza misteriosa que me ha arrebatado un rayo de luz que me ha dejado ciego y al inclinar la cabeza, huyendo de sus ojos, he dicho para mi: "la mujer que sabe mirar, conoce el verdadero resorte del amor".
Los ojos son el espejo del alma, dijo no se quien. Y en efecto: estudiad atentamente la mirada de una mujer y veréis reflejada en ella, los sentimientos de su alma.
Hay ojos que con sus irradiaciones, abrasan y nada hay que hable tanto al espíritu, que la mirada de una mujer.
Para mi tienen un valor inmenso las miradas; veo en ellas un no se que de mágico que nunca he podido definir.
¿ Y quien es capaz de leer en los ojos de una mujer?
La poesía y la prosa, el cielo y la tierra; el amor que sueña y la ambición que desea; la risa y el llanto; la indignación y el placer; todo esto vemos reflejado en una mirada.
Nada más dulce que un corazón que arde en el dulce juego del amor, que recibir una de esas miradas puras que tanto hablan al alma y que llevan envuelta en sí toda la felicidad que podemos hallar en la mujer.
Hay miradas que matan y otras que dan la vida.
Cuando ciegos por una pasión que devora nuestro pecho, nos postramos a los pies de una mujer, toda nuestra felicidad está pendiente de sus ojos y ciframos toda nuestra dicha en una mirada suya.
Pero si ella ingrata, tiene un alma de roca que no se despierta a los sentimientos del corazón, entonces buscamos consuelo a nuestras penas pidiendo como dice un tierno poeta:
Que envíe perdonando los agravios,
una mirada de sus negros ojos,
y una sonrisa de sus dulces labios.

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