"El Pernales”; sin duda uno de los bandoleros más sanguinarios de la historia, cuyo apodo proviene de la palabra pedernales, piedra dura de sílice usada como símil de los duros sentimientos del bandido; nació en Estepa (Sevilla), sus propias facciones anticipan en él un carácter bárbaro y violento que le condujeron al bandolerismo como excusa para satisfacer su sed de violencia. Su propia mujer en el intento de secuestrar al hijo de un propietario estepeño, a quien "El Pernales" había servido como pastor le revelaron pronto como lo que era, un forajido en toda regla…

Tuvo como colaboradores destacados a bandidos igualmente sanguinarios como “El Niño de la Gloria” o “El Niño del Arahal”, y también se destacó por sus muchos amoríos con gitanas y cristianas como María “La Negra”, María de las Nieves Caballero; su esposa; o Encarna la de “El Rubio”, su último amorío reconocido.

Todavía existe en Alcaraz una leyenda según la cual el espíritu de Pernales sale de vez en cuando de su tumba para robar a las personas más ricas del pueblo. Así cuando alguien es robado culpan todavía al bandido, que según dicen lleva el producto del robo a alguna persona de humilde condición. Si estas personas acaudaladas no quieren ser víctimas de sus robos, deben subir al cementerio, situado en el viejo castillo, y depositar algunas flores frescas en su tumba, motivo por el que a Pernales nunca le faltan flores.
La tumba de Pernales se encuentra situada en la parte nordeste del cementerio de Alcaraz, arrinconada entre dos paredes de nichos de reciente construcción. Desde allí, desde lo alto del castillo, el más ilustre huésped de todo el campo santo, puede contemplar la sierra albaceteña que hizo famosa con su muerte y los cercanos campos andaluces, en los que todavía resuenan los ecos de esta copla:
La tumba de Pernales se encuentra situada en la parte nordeste del cementerio de Alcaraz, arrinconada entre dos paredes de nichos de reciente construcción. Desde allí, desde lo alto del castillo, el más ilustre huésped de todo el campo santo, puede contemplar la sierra albaceteña que hizo famosa con su muerte y los cercanos campos andaluces, en los que todavía resuenan los ecos de esta copla:
Ya mataron a Pernales
Ladrón de Andalucía
El que a los ricos robaba
Y a los pobres socorría.
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