Los que comen a dos carrillos y no se ven en la necesidad de ingeniarse y esforzar su naturaleza para engullir así, esos son acérrimos partidarios de la politica actual.
El que viste bien y tiene cuatro o cinco trajes con que darse gusto y halagar su vista y la ajena, a fin de hacerse simpático a sus semejantes, ese desea que continúe según está y aun la defiende
a capa y espada, pero contando siempre con la carne de cañón para la defensa do su vida, porque después de todo es un cobarde.
Para los que disponen de tiempo y dinero de sobra para la satisfacción de todo cuanto desea, para esos no hay cosa mejor que lo existente.
Quien no trabaja ni conoce autoridad superior a su voluntad y sólo se complace en dar rienda suelta a sus desenfrenadas pasiones, esto es un ser que todo lo encuentra bien.
Aquellos que se abonan a todo lo que les agrada solo por el mero capricho de pasar el tiempo, y todo lo demás les causa empacho, aquellos se constituyen en verdugos de los hombres honrados, y laboriosos, y para ellos todo marcha a las mil maravillas.
Esos que sólo piensan en organizar y preparar fiestas nuevas, a fin de proporcionarse la mayor cantidad posible de gozo y regocijo, esos son danzantes estúpidos que no ven nada de lo que les rodea, y por consiguiente, para ellos todo va bien.
Al que se le consiente apoderarse de la conciencia de su semejante y embrutecerle, recibiendo por ello una retribución y una comodidad superior a la de aquel que se dedica a enseñarlo y a hacerle hombre úlil y digno con los demás, sólo una queja se le ocurre, y es maldecir el progreso y la libertad; su negra conciencia le dicta el deseo de volver a los tiempos del absolutismo.
El usurero que no se ocupa más que de mirar el alza y baja de las cotizaciones y de observar dónde ha de clavar sus garras para mejor descuartizar a su victima, ese entiendo que no hay nada mejor ni más perfecto que el actual orden social.
Los que a costa de los demás y por el engaño, escalan los más altos puestos, de la Sociedad y allí disponen a su antojo de todo y ejercen su acción poderosa, aunque para ello hayan de burlarse y hacer escarnio de aquellos que les votaron para llegar a tan alta posición, esos creen o aparentan creer que la Sociedad que dirigen ha llegado al grado sumo de la perfección.
Pero ¿a que continuar manteniendo tipos que son el refinamiento del egoísmo y del mal proceder?
Esta Sociedad, está anémica por los efectos del vicio y la corrupción, ha llegado hasta el extremo de cambiar el sentido gráfico de las palabras.
¡Llamar orden a lo que precisamente constituye el desorden en que está basada esta Sociedad! ¡Oué sarcasmo!
Para colmar el vaso no falta más sino, que esos señores se empeñen en llamar pan al agua y vino a la lechuga.
Pero el pueblo contesta a todas esas farsas que sólo sirven de obstáculo al progreso.
¡No a la esclavitud, no a la explotación, no a la corrupción!
El que viste bien y tiene cuatro o cinco trajes con que darse gusto y halagar su vista y la ajena, a fin de hacerse simpático a sus semejantes, ese desea que continúe según está y aun la defiende
a capa y espada, pero contando siempre con la carne de cañón para la defensa do su vida, porque después de todo es un cobarde.
Para los que disponen de tiempo y dinero de sobra para la satisfacción de todo cuanto desea, para esos no hay cosa mejor que lo existente.
Quien no trabaja ni conoce autoridad superior a su voluntad y sólo se complace en dar rienda suelta a sus desenfrenadas pasiones, esto es un ser que todo lo encuentra bien.
Aquellos que se abonan a todo lo que les agrada solo por el mero capricho de pasar el tiempo, y todo lo demás les causa empacho, aquellos se constituyen en verdugos de los hombres honrados, y laboriosos, y para ellos todo marcha a las mil maravillas.
Esos que sólo piensan en organizar y preparar fiestas nuevas, a fin de proporcionarse la mayor cantidad posible de gozo y regocijo, esos son danzantes estúpidos que no ven nada de lo que les rodea, y por consiguiente, para ellos todo va bien.
Al que se le consiente apoderarse de la conciencia de su semejante y embrutecerle, recibiendo por ello una retribución y una comodidad superior a la de aquel que se dedica a enseñarlo y a hacerle hombre úlil y digno con los demás, sólo una queja se le ocurre, y es maldecir el progreso y la libertad; su negra conciencia le dicta el deseo de volver a los tiempos del absolutismo.
El usurero que no se ocupa más que de mirar el alza y baja de las cotizaciones y de observar dónde ha de clavar sus garras para mejor descuartizar a su victima, ese entiendo que no hay nada mejor ni más perfecto que el actual orden social.
Los que a costa de los demás y por el engaño, escalan los más altos puestos, de la Sociedad y allí disponen a su antojo de todo y ejercen su acción poderosa, aunque para ello hayan de burlarse y hacer escarnio de aquellos que les votaron para llegar a tan alta posición, esos creen o aparentan creer que la Sociedad que dirigen ha llegado al grado sumo de la perfección.
Pero ¿a que continuar manteniendo tipos que son el refinamiento del egoísmo y del mal proceder?
Esta Sociedad, está anémica por los efectos del vicio y la corrupción, ha llegado hasta el extremo de cambiar el sentido gráfico de las palabras.
¡Llamar orden a lo que precisamente constituye el desorden en que está basada esta Sociedad! ¡Oué sarcasmo!
Para colmar el vaso no falta más sino, que esos señores se empeñen en llamar pan al agua y vino a la lechuga.
Pero el pueblo contesta a todas esas farsas que sólo sirven de obstáculo al progreso.
¡No a la esclavitud, no a la explotación, no a la corrupción!
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