
Antes de efectuarse en él ese cambio tan súbito como inesperado, hay un episodio en su vida de armas, que los catalanes no podremos nunca olvidar, y especialmente los que hemos nacido o vivido en esta noble y aguerrida provincia de Tarragona que fue teatro de la sangrienta hecatombe producida por el Marqués de los Velez, de cuyo ejército formaba parte Calderón, al rebelarse nuestro
antiguo Principado contra la despótica tiranía del tirano Conde Duque de Olivares, tormento de España.
Acababa de caer en poder de las tropas leales la heroica villa de
Cambrils, era incendiada Vilaseca, las milicias del Campo de Tarragona reunidas en Reus, alimentaban la idea de deponer sus armas, una de las poblaciones mas importantes de nuestra provincia abría sus puertas al invasor y un puñado de jóvenes del modesto y oscuro pueblo de Constantí, se lanzan a la lucha, peleando como buenos y en aquella sangrienta jomada cae herido Calderón, el cual no quiso retirarse de su puesto de honor, a pesar de la sangre que manaba de su herida, que podía dar con el fin de su existencia consagrada á las letras patrias y al apoyo de las armas de la patria.
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