Empezamos la democracia con unas Cortes Constituyentes que fueron, por su limpieza moral, por su capacidad y por su laboriosidad, un magnífico instrumento de gobierno.
No es que todo lo que hicieron fuese bueno. ¡Qué había de ser! Promediados andaban los errores y los aciertos. Quiero decir que eran un gran elemento para legislar, para alumbrar gobiernos y para sostenerlos, es decir, para mantener el orden y la paz. y ¿en que ha degenerado todo ésto que parecía estar consolidado? ¡Pues en destrucción de empleo, Jornales de hambre, corrupción del sistema judicial, del sistema político, ataques a la libertad de expresión, desahucios en masa, represión, resurrección del caciquismo...
Triunfó la izquierda, pero no se hizo política de izquierdas
por la sencillísima razón de que no se hizo ninguna política. y por tanto, se les pasó factura en las elecciones.
A estas horas, hablemos claro, ni el Gobierno, ni el Parlamento, tienen credibilidad. No mandan ellos. Mandan los bancos, las grandes empresas.
Se encuentran pocos resquicios para la esperanza la democracia está en peligro.
No da ningún consuelo la explicación de que sean ciertas derechas extremistas las que sugieren, alientan y sufragan la inquietud.
Si es ello cierto y se sabe, resulta menos comprensible la pasividad del Poder público.
Para resignarnos ante nuestra desgracia, hemos encontrado la palabra, aquella palabra que el español necesita siempre para no perder más, "movilización"
¿Como es que en este país pasan tales monstruosidades? ¿Hay algún partido político, alguna personalidad solvente que asuma la responsabilidad de lo que ocurre? ¡Alguno hay!, pero sin el poder de las mayorías.
Ahora se advertirán las excelencias de otros tiempos
Recuérdense los movimientos revolucionarios...
¡cuánto daríamos muchos españoles sensatos por retroceder a los años 70!
No debemos esconder la cabeza, como el avestruz, estamos sufriendo con pasividad, una crisis brutal y duradera, que genera miseria similar a la que durante años están padeciendo en el tercer mundo.
Cada vez son más quienes buscan en los contenedores
algo que llevarse a la boca y en contrapartida, cada vez hay más ricos y los que ya lo eran, cada vez lo son más. Cada día se oyen nuevos casos de corrupción política y aquellos que nos engañan y roban, gozan de toda impunidad.
Las leyes, cada vez son más restrictivas, coartando la libertad de las personas.
Con todo ésto he llegado al convencimiento de que el capitalismo, no es compatible con la democracia.
J.Plou
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